Blanco o tinto, fuerte o ligero, seco o dulce (y a veces semidulce): sea cual sea tu vino favorito, ¡definitivamente lo encontrarás en las 3 regiones vinícolas de Eslovenia!

Eslovenia siempre ha sido una tierra de vino, y la viticultura existe allí desde hace mucho tiempo, incluso antes de la colonización romana de la región y el desarrollo de los viñedos en la Galia, la Península Ibérica y Alemania.

Según una leyenda eslovena, un superviviente salvó la vida después de una inundación aferrándose a una enredadera que crecía en una colina alta y tocaba el cielo. El dios eslavo Kurent se compadeció, hizo que el agua retrocediera y salvó al hombre. Desde entonces, sus descendientes cultivaron uvas y trigo sarraceno y adoraron este arte.

Gracias a esta cultura centenaria y a sus conocimientos tradicionales, los vinos eslovenos se encuentran hoy entre los mejores vinos del mundo. En el concurso Decanter World Wine Awards 2021, 5 enólogos eslovenos recibieron una medalla de platino, 7 de oro, 60 de plata y 114 de bronce.

La tradición vitivinícola de Eslovenia se refleja no sólo en la calidad de los vinos, sino también en Osmica y especialmente en la región de Primorska. Situada en el oeste de Eslovenia, esta región vinícola está formada por el valle de Vipava, el Karst y la Istria eslovena, tres terruños conocidos por su riqueza gastronómica y especialmente por su Osmica. Se trata de breves periodos de apertura de granjas y negocios agrícolas en forma de tabernas, cuya historia se remonta a más de 200 años. Los viticultores y agricultores de antaño sólo podían vender el vino sobrante del año anterior ocho días al año. Esta vez estuvo simbolizada por una rama de hiedra. Posteriormente estas tabernas recibieron el nombre de Osmica, derivado del esloveno “osem”, que significa ocho y conmemora el número de días de rebajas. En la Ruta del Vino, estos lugares donde se unen cultura y gusto se reconocen por las pequeñas ramas de hiedra plantadas a lo largo de calles y caminos.

La Osmica del Valle de Vipava

El valle de Vipava es una región vinícola única. Aquí se cultiva la mayor variedad de vides autóctonas de Eslovenia. Particularmente conocida por sus vinos blancos, las variedades de uva más comunes en la región son Sauvignon, Chardonnay, así como las variedades autóctonas Pinela, Vitovska Garganja y Zelen. Los vinos tintos incluyen Merlot, Cabernet Sauvignon y Barbera. Durante todo el año tienes la oportunidad de degustarlos en la tradicional Osmica, donde también podrás descubrir especialidades locales como el jamón crudo de Vipava, la carne casera y muchas otras recetas típicas, acompañadas por supuesto de una copa de vino.

Karst Osmica

El nombre de esta región proviene del fenómeno geológico del mismo nombre, que se observó por primera vez en esta región de Eslovenia. Los espeleólogos descubren allí cada año nuevas cuevas. Hasta la fecha están catalogadas casi 8.000 cuevas, de las cuales una veintena están abiertas al público. La más famosa es la cueva de Postojna. Si vas a alguna de las Karst Osmica, lo más probable es que te sirvan una copa de Teran, un vino tinto típico elaborado con la variedad de uva Refošk, que se caracteriza por su color rojo rubí que proviene de los suelos de arcilla roja, un trozo Jamón kárstico, kraški pršut, panceta kárstica y muchos otros platos de carne cuyo sabor es moldeado por el viento de Bora. También hay otros platos tradicionales como la sopa Jota, la tortilla Frtalja, varios minestrone o platos a base de carne de caza. Estos Osmica se encuentran en la ruta del vino del Karst y sus cien bodegas, pero los amantes de la gastronomía preferirán seguir la ruta de la fruta de Brkini.

La Osmica de la Istria eslovena

Los romanos conocían la península de Istria como Terra Magica. Su nombre deriva de los Histres, una tribu iliria que, según el geógrafo Estrabón, vivía en la región. El interior de Istria es también el reino de Refošk y Teran, pero aquí también se pueden encontrar otros tipos de vino, como por ejemplo el malvasía y el moscatel amarillo. Además del vino, también podrás degustar jamón serrano y pan casero, timbal de col, frutos del bosque, ñoquis, verduras y postres caseros, ¡una auténtica delicia!